“Renovemos nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros… Porque todos somos hijos de Dios”. Así culminó, en palabras leídas por un clérigo desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el último mensaje del Papa Francisco.
Un mensaje cargado de fe, inclusión y esperanza, pronunciado durante la misa del Domingo de Resurrección. Veinticuatro horas después, el mundo despertaba con la noticia de su fallecimiento.
A las 7:35 a.m. (hora local) del 21 de abril, el Vaticano confirmaba su muerte: “El Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre”, declaró el Cardenal Kevin Farrell. Conmovido, añadió que el papa argentino “nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal”.
La Plaza de San Pedro, repleta de más de 50 mil personas la mañana anterior, ahora es testigo del luto de miles de fieles que acuden en silencio a despedirse del líder espiritual que transformó la Iglesia católica en apenas una década.
Jorge Mario Bergoglio, el primer papa jesuita y latinoamericano, fue elegido en marzo de 2013, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI. Desde entonces, Francisco fue sinónimo de un papado cercano, reformista y profundamente humano.
Desde su silla de ruedas, saludó al público con calidez durante su última aparición pública. “Queridos hermanos y hermanas, ¡Felices Pascuas!”, dijo con voz apenas audible mientras bendecía bebés desde su vehículo en la Plaza de San Pedro. Fue su último gesto público de amor, en el evento más significativo del calendario católico: la Semana Santa.
Aquejado por complicaciones respiratorias agravadas por una antigua afección pulmonar, Francisco falleció tras haber sido hospitalizado en febrero y recibir el alta en marzo. Su funeral se celebrará en tres días, bajo un formato que él mismo simplificó: ataúd de madera, sin catafalco ni pompas, y entierro fuera del Vaticano, en la Basílica de Santa María la Mayor. Todo un símbolo de su austeridad.
El impacto de su muerte se siente en todo el mundo. Desde Buenos Aires hasta Roma, pasando por Manila, París, Accra y Nueva York, líderes y ciudadanos comunes rinden homenaje al pontífice. El presidente argentino Javier Milei expresó sus condolencias, destacando la sabiduría del papa a pesar de sus diferencias. Emmanuel Macron lo recordó como “un hombre del lado de los más vulnerables”, mientras que el rey Carlos III valoró su “compasión y devoción a la humanidad”.
En la Plaza de San Pedro, la conmoción es visible. “Lo que más extrañaré de él es su esfuerzo por lograr una Iglesia más inclusiva”, dijo una fiel sudafricana. Otros recordaron sus posturas progresistas sobre el matrimonio homosexual y el papel de las mujeres en la Iglesia. Francisco deja una huella imborrable, no solo por sus reformas, sino por su constante llamado al amor al prójimo.
El Colegio Cardenalicio se prepara ahora para un cónclave que podría redefinir el rumbo de la Iglesia. Y aunque “quien entra al cónclave como papa, sale como cardenal”, ya suenan varios nombres.
Jean-Marc Aveline, francés, es visto como el heredero ideológico de Francisco. Promotor del diálogo interreligioso, cercano a las causas sociales y con fuerte presencia en el Mediterráneo, podría romper con siglos de tradición al ser el primer papa francés desde el siglo XIV.
Peter Erdö, cardenal húngaro, representa la opción conservadora equilibrada. Aunque discrepa en temas como la migración, su perfil diplomático y su visión europea podrían unificar posturas.
Mario Grech, maltés, ha evolucionado desde una posición conservadora hacia el progresismo de Francisco. Su enfoque en el diálogo y la tolerancia lo posiciona como una opción intermedia con aceptación transversal.
Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, es otro fuerte contendiente. Hombre de Iglesia comprometido con los pobres y la justicia social, ha estado cerca de Francisco y de sus reformas, lo cual podría jugarle a favor o en contra, dependiendo del rumbo que el cónclave desee tomar.
Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, posee el perfil más diplomático. Italiano, experimentado y moderado, podría devolver el papado a Roma tras casi 50 años.
Luis Antonio Tagle, filipino, podría ser el primer papa asiático. Cercano a los ideales de Francisco, es popular por su trabajo misionero y caritativo. Sin embargo, su rol en la polémica de Caritas podría complicar su elección.
Otros nombres incluyen a Joseph Tobin*, estadounidense progresista con enfoque en los derechos LGBTQ+, y Peter Turkson, ghanés, firme defensor de la justicia climática y social. Ambos representarían cambios históricos: el primer papa estadounidense o el primero del África subsahariana.
Finalmente, Matteo Zuppi, italiano, se perfila como el “papa de la paz”. Diplomático, pastor de los pobres, activo en negociaciones por Ucrania, y con un perfil muy afín al de Francisco, podría ser una elección ideal para continuar su legado.
Francisco deja una Iglesia renovada, pero aún enfrentada entre progresistas y conservadores. El próximo papa deberá decidir si continuar la senda de apertura y misericordia que trazó Bergoglio, o si dar un giro hacia una visión más tradicionalista.
Lo cierto es que el mundo católico, con más de mil millones de fieles, observa con esperanza y expectación el proceso que comienza. Porque el legado de Francisco —humilde, inclusivo y profundamente humano— seguirá guiando corazones mucho después de su partida.
La detención de Joaquín Rodríguez Véjar, exsecretario del Ayuntamiento de Hermosillo, en Sonora, por el…
La industria alimentaria se encamina hacia una transformación relevante en 2026, impulsada por la megatendencia…
La Secretaría de Salud (SESA) del estado de Querétaro informa que las quemaduras representan un…
Con 199 años de historia, en el corazón de la capital queretana se llevó a…
El 31 de diciembre las autoridades del municipio de Querétaro implementarán el operativo de alcoholimetría,…
La autopista México-Querétaro es una de las más transitadas por los habitantes de la Zona…