Arquitectura combate la soledad urbana: Daniel Esquenazi Beraha
La arquitectura está tomando un rol cada vez más relevante en la lucha contra la soledad, un fenómeno que en Estados Unidos el Surgeon General ha declarado como una epidemia de salud pública. Según el arquitecto mexicano Daniel Esquenazi Beraha, integrar elementos como la naturaleza, espacios flexibles y áreas de activación puede transformar los entornos, convirtiéndolos en escenarios propicios para la convivencia humana y, en consecuencia, reducir el aislamiento social.
Los espacios públicos, conocidos como “terceros lugares” — cafés, parques y bibliotecas— son esenciales para las conexiones sociales. Estos entornos deben ser accesibles y diseñados para ofrecer opciones que permitan a los individuos decidir cómo interactuar con su entorno. En proyectos recientes, se ha demostrado que aspectos como la disposición del mobiliario y la presencia de y la inclusión de áreas verdes fomentan encuentros espontáneos y conversaciones, algo fundamental para combatir la soledad.
La adaptación de los espacios urbanos, desde el diseño de las calles hasta la configuración de los parques, puede generar oportunidades para la interacción social al promover la visibilidad y el encuentro casual entre las personas. Un estudio posterior a una ola de calor en Chicago mostró cómo los barrios con infraestructura social activa experimentaron tasas de mortalidad significativamente más bajas, subrayando la relevancia del diseño urbano en la salud comunitaria.
El concepto de “infraestructura social” sostiene que los espacios físicos que facilitan la interacción pueden prevenir el aislamiento social y sus consecuencias en la salud física y mental. La arquitectura, al integrarse con estrategias de diseño urbano, no solo aborda temas de accesibilidad, sino que también se enfoca en los detalles que hacen que las personas se sientan cómodas para reunirse y compartir experiencias.
Estudios recientes de la Fundación de Conexión Social destacan que integrar elementos naturales y zonas de descanso en espacios públicos no solo aumenta la satisfacción del usuario, sino que también reduce el estrés y mejora el ánimo colectivo. Además, el reporte del Surgeon General en Estados Unidos subraya que la falta de conexión social aumenta el riesgo de muerte prematura en un 29%, una cifra similar al impacto de fumar 15 cigarrillos al día, lo que recalca la importancia de los espacios sociales accesibles para combatir el aislamiento.
Por otro lado, algunos expertos argumentan que los espacios públicos deben permitir tanto la interacción como la soledad elegida, ofreciendo a las personas la libertad de decidir cómo se relacionan con su entorno. Esto sugiere que la arquitectura debe ofrecer múltiples configuraciones que se adapten a las necesidades cambiantes de sus usuarios.
“La arquitectura tiene el potencial de actuar como un catalizador para la interacción social y el bienestar colectivo”, menciona Esquenazi Beraha. “Es una oportunidad para pensar en la infraestructura social como un pilar de las ciudades del futuro, que permita construir conexiones significativas y duraderas”, concluye.
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