CULIACÁN, SINALOA, 23ENERO2025.- La ciudadanía expresó su hartazgo este jueves por la violencia que ha azotado el estado durante los últimos cinco meses, siendo el asesinato de la familia Sarmiento Ruiz la gota que derramó el vaso. Los niños Gael, Alexander y su padre Antonio de Jesús perdieron la vida en un intento de robo el pasado fin de semana en el sector Los Ángeles, al nororiente de Culiacán. Esta mañana, miles de familias se reunieron en la Escuela Primaria Sócrates, donde estudiaron Gael y Alexander, vistiendo de blanco y portando carteles, lonas, flores, globos y veladoras. La consigna de todos era la misma: justicia para Gael, Alexander y su padre; que la violencia no cobre más vidas inocentes; y que se alcance la paz en el estado de Sinaloa. Joaquín Carrasco, padre de familia, alzó la voz pidiendo empatía y acción ciudadana, mientras que Erika Astorga, madre de familia, exigió justicia y seguridad en las escuelas para sus hijos. FOTO: JOSÉ BETANZOS ZÁRATE/CUARTOSCURO.COM
El asesinato de Alexander y Gael Sarmiento Ruiz, de 9 y 12 años respectivamente, junto a su padre Antonio de Jesús, de 40 años, ha estremecido a la sociedad de Culiacán, Sinaloa, y generado una ola de indignación. El ataque ocurrió el pasado 19 de enero en el fraccionamiento Los Ángeles, cuando un grupo armado intentó despojar a la familia de su vehículo. El conductor intentó escapar, lo que desató una serie de disparos fatales.
Antonio murió en el lugar, mientras que Gael y Alexander fueron trasladados al hospital con heridas graves. Gael perdió la vida la madrugada del domingo, y Alexander falleció dos días después tras una cirugía complicada. Un cuarto miembro de la familia, Luis Adolfo, de 17 años, logró sobrevivir y se encuentra estable.
El crimen desató una marcha multitudinaria en Culiacán, encabezada por familiares, docentes y ciudadanos, para exigir justicia y un alto a la violencia que azota la región. Desde la Escuela Primaria Sócrates, donde los menores estudiaban, miles de personas vestidas de blanco avanzaron hacia el Palacio de Gobierno portando globos y carteles con mensajes como: “No más violencia” y “Con los niños no”.
Durante la protesta, manifestantes se detuvieron en el Ayuntamiento para prender veladoras y soltar globos blancos como un llamado a la paz. Sin embargo, al llegar al Palacio de Gobierno y no ser recibidos por el gobernador Rubén Rocha Moya, algunos manifestantes irrumpieron en el edificio, destruyendo puertas y paredes para exigir una respuesta. “Queremos que esto pare. Ya hay muchos muertos, ¿qué esperan? ¿Que haya más?”, reclamó una madre de familia.
El ataque también ha puesto en evidencia fallas en el sistema de salud. Familiares denunciaron que los menores heridos no recibieron atención inmediata en el Nuevo Hospital General de Culiacán. Según el secretario de Salud de Sinaloa, Cuitláhuac González, el hospital no estaba equipado para manejar emergencias graves debido a la falta de sangre en stock. Esta explicación ha generado críticas hacia las autoridades por la falta de infraestructura adecuada.
En tanto, el secretario de Seguridad Pública, Omar Rentería, calificó el ataque como “circunstancial” y atribuyó parte de la problemática al uso de vidrios polarizados en los vehículos, lo que dificulta las labores policiales. Ante ello, el gobierno estatal ha lanzado un operativo para retirar vidrios polarizados en todo Sinaloa. Esta medida ha sido cuestionada por sectores de la sociedad, quienes la consideran insuficiente frente a la magnitud del problema.
La madre de Alexander y Gael, quien enterró a su esposo y a sus dos hijos en días consecutivos, encabezó la marcha pidiendo paz y justicia. Al llegar al Palacio de Gobierno, exigió ser recibida por el gobernador Rocha Moya, quien no se presentó. Ante la negativa, familiares y manifestantes denunciaron falta de empatía y voluntad política para atender la crisis de violencia que atraviesa el estado.
Horas después, Feliciano Castro, secretario de Gobierno, declaró que el gobernador había solicitado formar una comisión para dialogar, pero esto no se concretó. “Entendemos la indignación. Estamos trabajando para construir la paz”, afirmó Castro. Sin embargo, estas declaraciones no han calmado el enojo social.
El ataque a la familia Sarmiento Ruiz es un reflejo de la creciente violencia en Sinaloa, donde la disputa entre facciones del cártel de Sinaloa ha dejado cientos de muertos en los últimos meses. La entrega de Ismael “El Mayo” Zambada a las autoridades estadounidenses ha intensificado los enfrentamientos, mientras la población civil queda atrapada en medio del conflicto.
“Atacaron lo que más queremos, que son los niños”, expresó el director de la Escuela Primaria Sócrates, Víctor Manuel Aispuro. La frase se ha convertido en un lamento colectivo que resuena en cada rincón de Culiacán. La sociedad exige un cambio estructural que garantice seguridad y justicia, especialmente para los más vulnerables.
La tragedia de la familia Sarmiento Ruiz ha encendido las alarmas sobre la necesidad de estrategias efectivas para combatir la violencia y mejorar la seguridad en Sinaloa. La marcha pacífica y la indignación colectiva son un recordatorio de que las autoridades no pueden permanecer inertes ante el dolor de sus ciudadanos.
Con cada día que pasa, el clamor de justicia se intensifica, y el mensaje es claro: la violencia no puede seguir siendo la norma. Sinaloa necesita respuestas contundentes y acción inmediata para evitar que más familias sufran la misma tragedia que los Sarmiento Ruiz.
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