Los loros, pericos y guacamayas forman parte del paisaje sonoro y visual en muchas zonas del país. Sin embargo, muchos desconocen que su posesión doméstica, en la mayoría de los casos, es ilegal.
México es uno de los países con mayor diversidad de psitácidos —el grupo de aves que incluye a pericos, loros, guacamayas y cotorras—. De las 22 especies que habitan en el país, 21 están protegidas por la ley.
A pesar de ello, todavía es común ver a estas aves en jaulas colgando de casas, mercados o tiendas. Pero lo que parece una tradición es, en realidad, una violación a la Ley General de Vida Silvestre.
Desde 2008, México prohibió la captura, posesión y venta de ejemplares silvestres de estas aves con fines de mascota. Esta medida busca frenar su tráfico ilegal, una de las principales amenazas para su supervivencia.
El decreto fue publicado en el Diario Oficial de la Federación y se apoya en investigaciones que muestran cómo el comercio de estas aves ha reducido sus poblaciones drásticamente.
Algunas especies han desaparecido de regiones enteras. Otras, como la guacamaya roja o el loro cabeza amarilla, están en peligro de extinción.
La Ley General de Vida Silvestre establece que ninguna persona puede poseer, adquirir, transportar o vender fauna silvestre sin autorización oficial. Y todas las especies de psitácidos nativos están protegidas.
El reglamento es claro: no se permite la tenencia de estas aves si fueron capturadas en el medio silvestre o si no existe documentación que acredite su procedencia legal, como un certificado de cría en cautiverio autorizado.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) puede imponer sanciones económicas de entre 50 y 50,000 Unidades de Medida y Actualización (UMA).
Esto equivale a una multa que va desde los 5,428 hasta los 5,428,500 pesos en 2025.
La cantidad depende de factores como:
Si el ave es de una especie en peligro.
Si hay reincidencia.
Si se trata de una red de comercio ilegal.
Además de la multa, las autoridades pueden decomisar al animal y presentar cargos penales si se comprueba que hubo tráfico de fauna.
La Profepa señala que 21 de las 22 especies de loros y pericos mexicanos están protegidas. Entre las más comunes, pero ilegales de tener en casa, están:
Perico atolero (Eupsittula canicularis)
Perico frente naranja (Eupsittula nana)
Loro cabeza amarilla (Amazona oratrix)
Guacamaya roja (Ara macao)
Loro corona lila (Amazona finschi)
Loro cachete amarillo (Amazona autumnalis)
Estas especies suelen venderse en mercados clandestinos o ser regaladas como mascotas sin saber su procedencia.
Aunque muchas personas alegan que su ave fue un regalo o la encontraron herida, eso no exime de responsabilidad.
La ley exige que toda persona que posea un ejemplar de vida silvestre pueda comprobar su origen legal. Sin documentos, el ave será decomisada.
Si se encuentra un loro herido o abandonado, lo correcto es reportarlo a la Profepa o llevarlo a un centro de rescate autorizado.
México es uno de los países con mayor tráfico ilegal de aves en el mundo. Se calcula que cada año son capturados entre 65 mil y 78 mil pericos silvestres.
De cada 10 aves capturadas, 7 mueren antes de llegar a su destino final debido al estrés, la mala alimentación y el manejo inadecuado.
El mercado negro los distribuye principalmente en:
Tianguis y mercados populares.
Ferias patronales.
Venta en redes sociales o grupos de WhatsApp.
Las crías son arrancadas de sus nidos, a veces con árboles enteros talados para atraparlas. Esto tiene un impacto devastador en los ecosistemas.
Si posees un loro, perico o guacamaya, y no tienes documentos que acrediten su origen legal, tienes dos opciones:
Entregarlo voluntariamente a un centro de conservación, zoológico o Unidad de Manejo Ambiental (UMA) autorizada.
Solicitar regularización, si crees que el ejemplar proviene de una fuente legal, pero perdiste los documentos. Esto solo aplica en casos excepcionales.
Entregar al ave no conlleva sanción si se hace de forma voluntaria. Por el contrario, la tenencia ilegal detectada en inspección sí genera multa.
Sí, pero solo si se trata de especies exóticas o de crianza en cautiverio autorizada, con documentación oficial.
Algunas especies no nativas, como el periquito australiano o el agaporni, pueden tenerse sin problema. Pero hay que asegurarse de que no se trate de una especie mexicana disfrazada de “exótica”.
Comprar aves en mercados sin pedir papeles es una práctica riesgosa e ilegal.
La Profepa pone a disposición varios medios para denunciar la venta ilegal de fauna silvestre:
Teléfono: 800-PROFEPA (7763372)
Correo: denuncias@profepa.gob.mx
Página web: www.profepa.gob.mx
También se pueden realizar reportes anónimos.
Denunciar ayuda a desarticular redes de tráfico y rescatar animales en riesgo.
Tener un loro en casa puede parecer divertido. Pero para el animal, significa:
Pérdida de libertad.
Estrés crónico.
Alimentación inadecuada.
Aislamiento social.
Los loros son aves altamente sociales que necesitan volar, interactuar con su grupo y recorrer grandes distancias. Viven más de 50 años en libertad, pero su esperanza de vida en cautiverio puede reducirse drásticamente.
El tráfico de aves persiste en gran parte por la ignorancia o desinformación. Muchas personas no saben que tener un loro está prohibido.
Las campañas de sensibilización, la educación ambiental en escuelas y la vigilancia comunitaria son claves para erradicar esta práctica.
Organizaciones como Defenders of Wildlife, Teyeliz y el colectivo “No compres, adopta un árbol” han trabajado activamente para informar y proteger a estas especies.
Si deseas apoyar a los loros y pericos mexicanos, considera estas acciones:
No compres aves silvestres.
Comparte información sobre el tema en redes.
Participa en programas de conservación.
Apoya a refugios y centros de rescate legalmente establecidos.
Denuncia la venta ilegal.
La conservación empieza con decisiones cotidianas. La belleza de estas aves debe disfrutarse en libertad, no en cautiverio.
Tener un loro o perico en casa puede parecer inofensivo. Pero es un delito que pone en riesgo a especies enteras. Además de enfrentar multas de más de medio millón de pesos, quienes los poseen contribuyen al tráfico ilegal de fauna silvestre.
La ley es clara: solo pueden tenerse aves con procedencia legal comprobada. Si no es tu caso, lo mejor que puedes hacer es entregarla voluntariamente.
Proteger a los loros es proteger la riqueza natural de México. Su canto pertenece a la selva, no a una jaula.
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