Durante meses, el asteroide 2024-YR4 fue motivo de preocupación internacional. En febrero de 2025, astrónomos lo catalogaron como potencialmente peligroso para la Tierra, con una probabilidad de impacto del 3.1% en diciembre de 2032. Pero nuevos estudios con el telescopio espacial James Webb (JWST) cambiaron el escenario: ahora, el riesgo para nuestro planeta está descartado, aunque la Luna se ha convertido en el nuevo punto de interés.
El cambio de trayectoria, confirmado por la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), reduce a prácticamente cero la amenaza para la Tierra, pero indica una posibilidad del 2% de impacto con nuestro satélite natural. De ocurrir, sería el choque más grande observado en la Luna desde que se monitorean este tipo de eventos.
Descubierto en diciembre de 2024, el asteroide 2024-YR4 tiene un tamaño estimado de entre 40 y 90 metros de diámetro, lo suficiente para causar daños significativos si impactara la Tierra. Según datos preliminares, viaja a una velocidad cercana a los 61,200 km/h.
Su tamaño lo coloca dentro del rango considerado como potencialmente peligroso por organismos internacionales, como la ONU. Para dar un contexto, en 2013, un meteorito de apenas 20 metros explotó sobre Cheliábinsk, Rusia, causando más de 1,500 heridos. El impacto de 2024-YR4 podría liberar una energía equivalente a cientos de bombas de Hiroshima, aunque, en este caso, los efectos serían sobre la Luna.
El telescopio espacial James Webb ha sido clave para entender su comportamiento orbital y composición. Gracias a sus observaciones infrarrojas, los científicos detectaron que 2024-YR4 es más rocoso de lo que se pensaba y confirmaron su nuevo rumbo.
Aunque un choque con la Luna no representaría peligro alguno para la Tierra, sí sería una oportunidad científica sin precedentes. La astrónoma Julia de León, del Instituto de Astrofísica de Canarias y experta en defensa planetaria de la ESA, explicó que un impacto como este permitiría observar en tiempo real la formación de un cráter lunar.
“Sería fascinante desde el punto de vista científico. No es algo peligroso, pero sí sumamente valioso para la investigación espacial”, comentó.
La Luna, a diferencia de la Tierra, no tiene atmósfera, por lo que cualquier objeto que la impacta lo hace con toda su energía. Esto generaría un destello visible desde telescopios terrestres y espaciales, seguido por la formación de un cráter de entre 500 y 1,500 metros de diámetro.
La superficie lunar conserva los impactos porque no hay erosión atmosférica. Estudiar un nuevo cráter permitirá a los astrónomos entender mejor cómo se forman estos fenómenos y qué revelan sobre la composición del suelo lunar.
Además, como explicó Mauricio Reyes Ruiz, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM en Ensenada, muchos de los meteoritos hallados en la Tierra provienen de la Luna. Por tanto, estos estudios pueden ayudarnos a conocer más sobre nuestro propio planeta.
“Cualquier impacto con la Luna es una oportunidad para aprender. Y si es de un objeto conocido, como 2024-YR4, es aún más valioso, porque podemos medir todos los parámetros con gran precisión”, comentó Reyes Ruiz.
En 2013, un impacto de menor escala fue captado desde la Tierra. En ese entonces, un asteroide de aproximadamente un metro provocó una explosión visible y dejó un cráter notable. Si el 2024-YR4 impacta, sería el evento más brillante desde que comenzaron a monitorearse estos choques hace 25 años.
Desde su detección, la trayectoria de 2024-YR4 ha sido monitoreada intensamente. Durante meses, se temió un impacto con la Tierra, pero las nuevas observaciones con el JWST realizadas en marzo de 2025 revelaron que la amenaza estaba mal calculada.
Este telescopio permite detectar el calor emitido por el asteroide, lo que brinda información más precisa que la observación con telescopios ópticos desde la Tierra. El próximo monitoreo está programado para mayo de 2025, y se espera que los datos permitan ajustar con mayor exactitud la ruta final del objeto.
Este tipo de misiones forma parte del sistema de defensa planetaria global, que incluye colaboración entre agencias espaciales de varios países y observatorios privados. Su objetivo: detectar, rastrear y estudiar objetos cercanos a la Tierra que puedan representar algún riesgo.
Actualmente, la probabilidad de impacto con la Luna es de alrededor del 2%, lo cual sigue siendo bajo, pero no se descarta. El seguimiento continuará durante todo el año y, si las predicciones se cumplen, el 22 de diciembre de 2032 podría marcar un momento histórico para la astronomía moderna.
El astrónomo Diego Bagú, consultado por medios como Infobae, reafirmó que no hay motivos para alarmarse. “No representaría ningún peligro para la Tierra. Si acaso, levantaría una gran nube de escombros lunares, pero nada más”.
Sin embargo, advierte que si el objeto fuera mayor, sí podría alterar la estabilidad lunar, lo que tendría consecuencias para la Tierra. “Afortunadamente no es el caso”, remató.
Aunque este evento no representa una amenaza, su estudio puede ayudar a preparar a la humanidad para futuros encuentros con asteroides realmente peligrosos. Observar en tiempo real cómo un asteroide conocido impacta un cuerpo celeste como la Luna brinda datos que son imposibles de obtener en laboratorio.
Además, permite probar los sistemas de monitoreo, afinar modelos de predicción y desarrollar tecnologías que podrían usarse en misiones de desvío, como la reciente misión DART de la NASA, que logró desviar un asteroide al impactarlo con una nave.
Los expertos coinciden: el estudio de asteroides no solo sirve para entender el pasado del sistema solar, sino también para proteger nuestro futuro.
¿El asteroide 2024-YR4 ya no representa peligro para la Tierra?
Correcto. Las agencias espaciales han confirmado que el riesgo de impacto es casi nulo tras nuevos cálculos realizados con el telescopio James Webb.
¿La Luna podría ser afectada por el impacto?
Sí, aunque no de forma peligrosa. Se formaría un cráter visible, pero no tendría consecuencias para su órbita ni para la Tierra.
¿Qué se espera observar si ocurre el impacto?
Un destello de luz visible desde telescopios, formación de un cráter de hasta 1.5 kilómetros y escombros expulsados por la colisión.
¿Se podrá ver desde la Tierra?
Es posible que el destello del impacto sea visible mediante telescopios, pero dependerá del momento del día y las condiciones del cielo.
El asteroide 2024-YR4 ha pasado de ser una amenaza para la Tierra a una oportunidad científica sin precedentes. Si impacta con la Luna, abrirá una ventana única al estudio de impactos espaciales en tiempo real. La humanidad, gracias a tecnologías como el telescopio James Webb, se encuentra cada vez mejor preparada para entender y enfrentar los desafíos del espacio.
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