La investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos reaviva las tensiones comerciales con México y pone en jaque a los mercados. Entre las promesas clave de su campaña, destaca la imposición de un arancel del 25% a las importaciones mexicanas, una medida que busca presionar al Gobierno de Claudia Sheinbaum para controlar los flujos migratorios y el narcotráfico.
Esta postura proteccionista ya genera efectos inmediatos: el peso mexicano cerró la semana con una depreciación de 0,37%, situándose en 20,79 pesos por dólar, con proyecciones de mayor volatilidad.
El probable arancel afectaría de manera drástica a sectores clave de la economía mexicana, como el automotriz, manufacturero y agroindustrial, responsables del 80% de las exportaciones hacia Estados Unidos, que ascienden a 466 mil millones de dólares anuales. Esto podría desencadenar una reducción de la competitividad de los productos mexicanos y un retroceso en la creación de empleos.
Además, analistas prevén un aumento en la inflación, reducción en las remesas –que en 2023 sumaron más de 5,400 millones de dólares mensuales– y una disminución en los niveles de inversión extranjera directa.
Julio Ruiz, economista jefe de Citi en México, advierte que los sectores más vulnerables serán los vinculados a cadenas de suministro globales, como autopartes y equipo electrónico. “Trump podría empezar con un arancel del 10% para presionar a México, especialmente en temas de migración y narcotráfico. Sin embargo, la simple amenaza genera incertidumbre que podría desacelerar la economía mexicana,” señala.
El proteccionismo de Trump también pone en riesgo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). A pesar de ser un pilar de la integración comercial norteamericana, el republicano ha cuestionado su viabilidad y amenaza con renegociarlo en 2026. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, destacó recientemente la importancia de este acuerdo: “El T-MEC nos complementa como región y nos hace competitivos frente a otras áreas del mundo. Una guerra de aranceles afectaría tanto a Estados Unidos como a México”.
En este contexto, el gobierno mexicano busca estrategias para mitigar el impacto. Sheinbaum ha promovido un plan de sustitución de importaciones asiáticas con producción norteamericana, además de imponer un arancel del 19% a productos de plataformas como Shein o Temu. Estas medidas buscan fortalecer las relaciones comerciales con sus socios del norte y reducir la dependencia de mercados externos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ajustó sus proyecciones de crecimiento para México, reduciéndolas al 1,4% en 2025. Moody’s Analytics estima que el PIB mexicano podría crecer solo 0,6% este año si las amenazas de Trump se concretan. Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s, explica: “La combinación de aranceles, menor inversión extranjera y desaceleración del comercio podría frenar el crecimiento económico, aumentando la inflación y depreciando el peso frente al dólar”.
Por su parte, Ernesto O’Farril, del Instituto Mexicano de Contadores Públicos, señala que “el impacto de los aranceles también golpearía a las empresas estadounidenses con operaciones en México, lo que podría moderar la aplicación inmediata de estas medidas”.
A pesar del panorama adverso, el nearshoring ofrece una posible vía de escape para México. Este modelo, que busca acercar las cadenas de producción a los mercados finales, podría consolidar al país como un socio estratégico para empresas estadounidenses y canadienses. Salomón Sacal, presidente de la Asociación de Empresarios Mexicanos, subraya: “Si actuamos con rapidez y estrategia, podemos atraer inversiones, desarrollar infraestructura y potenciar nuestra capacidad manufacturera y logística”.
Sin embargo, este potencial depende de la capacidad del Gobierno para generar un entorno competitivo y reducir la incertidumbre. Reformas como la reciente eliminación de órganos autónomos podrían ahuyentar a los inversores, según alertan expertos como Gerardo Esquivel, exsubgobernador del Banco de México.
El arribo de Donald Trump a la presidencia plantea un desafío significativo para la economía mexicana. Si bien los aranceles del 25% podrían ser una herramienta de negociación, sus efectos inmediatos ya generan incertidumbre en los mercados. Frente a este escenario, el Gobierno de Sheinbaum tiene la tarea titánica de proteger la relación comercial con Estados Unidos, garantizar la estabilidad económica y aprovechar oportunidades como el nearshoring para mantener a México como un socio clave en la región.
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