La 51ª Cumbre del G7 (Grupo de los Siete) comenzó este 15 de junio en Kananaskis, Alberta, con una agenda cargada de temas estratégicos y desacuerdos latentes. Bajo la presidencia canadiense, encabezada por Mark Carney, las siete economías más desarrolladas del mundo buscan consensos en seguridad, energía y economía global, mientras lidian con el creciente proteccionismo de Estados Unidos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, reiteró su defensa de los aranceles como eje de su política económica. En contraste, otros líderes presionan por una apertura comercial que favorezca la cooperación. La presencia de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, añade un componente crucial al debate, especialmente en materia migratoria y comercial.
Seguridad, energía y alianzas: el corazón de la cumbre
La presidencia canadiense fijó tres ejes estratégicos para esta edición del G7:
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Protección de comunidades y seguridad global, incluyendo la lucha contra el crimen transnacional e incendios forestales.
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Seguridad energética y transformación digital, con especial énfasis en minerales críticos, inteligencia artificial y tecnología cuántica.
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Forjar alianzas para el futuro, mediante inversión privada e infraestructura para empleos de alto valor.
Sin embargo, las tensiones internacionales opacan parte del diálogo. La guerra en Ucrania, las sanciones a Rusia y la situación en Medio Oriente generan divisiones internas. Trump, por ejemplo, rechazó una declaración conjunta para frenar el conflicto entre Israel e Irán.
Sheinbaum: defensa de migrantes y lucha por el libre comercio
Claudia Sheinbaum viajó desde Ciudad de México con un equipo de alto nivel. Acompañada por los secretarios de Relaciones Exteriores, Seguridad y Hacienda, la presidenta mexicana llegó a Canadá en un vuelo comercial y desde su arribo dejó clara su postura: defender a los migrantes mexicanos y mantener abiertas las vías del diálogo comercial.
Este martes, Sheinbaum se reunió por primera vez cara a cara con Donald Trump. El encuentro, de una hora, abordó los aranceles impuestos por EE.UU. a productos mexicanos y las políticas migratorias que han causado preocupación entre connacionales en territorio estadounidense. Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, confirmó que la mandataria también presentó un balance de los esfuerzos en materia de seguridad.
Previo a su cita con Trump, Sheinbaum sostuvo reuniones con Ursula von der Leyen y António Costa, líderes de la Comisión y del Consejo Europeo, así como con el primer ministro de India, Narendra Modi. Su agenda incluyó una sesión plenaria y un encuentro con el anfitrión, Mark Carney.
Trump mantiene su postura dura
El mandatario estadounidense no solo generó fricciones con México. También provocó tensiones con Canadá tras declarar: “Soy una persona de aranceles”. Desde hace meses, su gobierno aplica tarifas del 25% al acero y aluminio canadiense. A pesar de los desencuentros, Trump se mostró abierto a encontrar un terreno común.
“La postura de Mark es más compleja, pero también muy buena. Veremos si podemos llegar al fondo del asunto”, declaró tras una reunión bilateral con Carney.
Trump también insistió en que expulsar a Rusia del entonces G8 fue un error y que, de haberse mantenido en el grupo, la guerra en Ucrania no habría estallado.
Invitados clave y tensiones diplomáticas
Además de los miembros permanentes del G7, esta edición incluye a líderes de Brasil, India, Arabia Saudita, Corea del Sur, Sudáfrica, Ucrania, Australia y México. Destaca la participación del príncipe saudí Mohamed Bin Salmán, cuya presencia genera incomodidad tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Canadá, país anfitrión, había sancionado a 17 implicados en 2018.
Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, también participa. Su prioridad es mantener el apoyo internacional frente a Rusia y reforzar las sanciones a Moscú. Zelenski espera reunirse con Trump, aunque no se ha confirmado el encuentro.
Un equilibrio frágil
La Cumbre del G7 refleja las tensiones del orden internacional actual. Mientras algunos líderes impulsan el multilateralismo y la cooperación energética, otros —como Trump— insisten en el proteccionismo y las prioridades nacionales. En este contexto, la participación de México cobra relevancia. Sheinbaum ha optado por una vía de diálogo, con la defensa firme de los intereses mexicanos como estandarte.
Este encuentro marca un punto de inflexión en la relación bilateral entre México y Estados Unidos, pero también en la visión de futuro de las grandes economías del mundo frente a un escenario cada vez más complejo.
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