El suicidio sigue siendo una preocupación en México y en el Mundo. De acuerdo a datos del Centro Estatal de Salud Mental, hasta julio de este año se han registrado 133 casos de muertes por suicidio en Querétaro.
El municipio de Querétaro es el que tiene mayor número de casos, con 66 incidentes, seguido de San Juan del Río, El Marqués y Pedro Escobedo.
Además, en México es la tercera causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 24 años. Esta aterradora estadística revela una crisis de salud pública silenciosa: las enfermedades mentales no diagnosticadas ni tratadas.
De acuerdo con la Secretaría de Salud y el INEGI, se registraron más de 8 mil 500 muertes por suicidio en el país durante 2023. Esta cifra implica un aumento del 15% en la última década.
¿Quiénes son los más afectados?
Según la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, anualmente hay más de 700 mil muertes por suicidio en el mundo, siendo la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años. El problema afecta principalmente a hombres entre esas edades, grupo que concentra más del 40% de los casos.
México, como el resto de Latinoamérica, se enfrenta ante un crecimiento de conducta suicida entre adolescentes. «Tan solo en los pasados cinco años, la tasa de suicidios en este grupo incrementó en 20%», afirmó Lorena López, directora de Gestión de Servicios Siquiátricos de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) de la Secretaría de Salud.
Asimismo, datos del INEGI revelaron que en 2016 la tasa de suicidio en la población de 15 a 19 años fue de 6.9 por cada 100 mil habitantes, mientras que para 2022 ese índice subió a 7.7. Por otro lado, en los niños de 10 a 14 años pasó de 2 a 2.1 por cada 100 mil habitantes en ese mismo periodo.
La titular declaró que el Programa Nacional de Prevención del Suicidio busca fortalecer estrategias destinadas a niños, niñas y adolescentes, debido a este crecimiento en la conducta en la población adolescente.
Diagnóstico e intervención temprana
Las enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad y los trastornos bipolares son los principales detonantes del suicidio.
Sin un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, estas condiciones pueden llevar a la desesperación y, en muchos casos, a la muerte.
No discrimina, pero es más común en personas con antecedentes de enfermedades mentales, consumo de sustancias y quienes enfrentan situaciones de estrés crónico o aislamiento social.
Es un problema de salud pública que requiere una atención integral. Las consecuencias de esta tragedia trascienden lo individual, afectando a familias, comunidades y la sociedad en su conjunto.
Sergio Céves Guzmán, director del Centro Estatal de Salud Mental, destacó la importancia de la intervención temprana como herramienta fundamental para disminuir estos casos.
«Contamos con un área de prevención disponible para cualquier persona que presente ideación suicida. Ofrecemos una valoración inicial y seguimiento, independientemente de su afiliación a algún servicio de salud.
Nuestro objetivo es evitar que las personas lleguen a tomar esa trágica decisión», comentó Céves Guzmán, quien señaló que se ha logrado una reducción gradual de casos en los últimos años.
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