La burrita Oli es una historia de crueldad que conmocionó al país, generando indignación y tristeza en todo México. La burrita fue brutalmente atacada en agosto de 2024 en el municipio de Cadereyta de Montes, cuando un individuo le arrojó gasolina en una pata y le prendió fuego. Como resultado, Oli perdió su extremidad y el hijo que esperaba.
Aunque fue rescatada y atendida por organizaciones de bienestar animal, su lucha llegó a su fin la mañana del jueves pasado. Su caso ha desatado un llamado urgente a la justicia y ha puesto sobre la mesa la necesidad de endurecer las leyes contra el maltrato animal en México.
Inicialmente, la agrupación Fundación Toby acudió en su auxilio tras recibir el reporte de su agresión. Al notar la gravedad de sus heridas, la trasladaron a un veterinario, quien determinó amputarle la pata afectada. Sin embargo, la falta de condiciones adecuadas provocó complicaciones adicionales, poniendo en riesgo su vida.
Días después, la asociación Seres Libres intervino y gestionó su traslado a un hospital veterinario de alto nivel. A pesar de la atención especializada y los esfuerzos por estabilizarla, Oli no logró superar las secuelas del ataque. Sus cuidadoras describieron su fortaleza y espíritu de lucha, pero también su mirada triste y desolada.
El caso de la burrita Oli ha generado una ola de indignación y ha puesto en evidencia la impunidad en torno al maltrato animal en México. La organización Seres Libres ha exigido al gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González, y al presidente municipal de Cadereyta, Miguel Martínez Peñaloza, que se haga justicia.
En septiembre de 2024, el gobernador Kuri informó que el agresor de Oli, identificado como Casimiro «N», había sido detenido y vinculado a proceso. Sin embargo, hasta la fecha, la organización denuncia que el responsable no ha enfrentado consecuencias legales concretas. «No pararemos hasta que esta burra obtenga justicia», declararon.
El caso de Oli ha puesto en la agenda pública la necesidad de leyes más severas para castigar la crueldad animal en México. Organizaciones y activistas han impulsado una campaña para establecer un precedente que evite futuros casos de violencia contra los animales.
Durante su tratamiento, Oli se convirtió en un símbolo de resistencia y valentía. Sus cuidadores, veterinarios y miles de personas que siguieron su historia lamentan su pérdida, pero también reafirman su compromiso de continuar luchando para que casos como el suyo no se repitan.
«Pelearemos como leonas hasta que se marque un precedente en México», declaró Seres Libres en un comunicado reciente. La lucha por la justicia para Oli apenas comienza, y su historia seguirá siendo un recordatorio del trabajo que falta por hacer en la protección animal en el país.
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