Baja California Sur se ha consolidado como uno de los principales motores turísticos de México, generando una derrama económica significativa y atrayendo visitantes de todo el mundo. Sin embargo, detrás del crecimiento acelerado se encuentran desafíos estructurales que exigen una estrategia con visión de futuro. De acuerdo con Daniel Madariaga Barrilado, experto en sostenibilidad ambiental y desarrollo territorial, es necesario adoptar políticas públicas que integren la conservación ambiental, la equidad social y una diversificación económica real.

El turismo impulsa la economía, pero expone vulnerabilidades
Con un Producto Interno Bruto turístico que ascendió a casi 70 mil millones de pesos, Baja California Sur se posiciona como un actor clave en el sector a nivel nacional. Según datos oficiales, en 2024 la entidad registró una derrama económica de 119 mil millones de pesos provenientes del turismo, lo que confirma su relevancia como generador de empleos, inversión y crecimiento local.
Los turistas que arriban al estado buscan experiencias en contacto con la naturaleza, actividades de aventura, una gastronomía de alto nivel, servicios médicos y bienestar. Este abanico de motivaciones ha fortalecido destinos como Los Cabos, La Paz y Loreto, cada uno con propuestas únicas que responden a distintos nichos de mercado. No obstante, este mismo éxito puede representar una amenaza si no se gestiona con responsabilidad.
Daniel Madariaga advierte: “Una economía demasiado dependiente del turismo corre el riesgo de volverse frágil ante factores externos, como desastres naturales, crisis sanitarias o fluctuaciones en la demanda internacional. Por ello, el desarrollo turístico debe ir de la mano de políticas que garanticen el equilibrio ecológico y social”.
Expansión turística vs. sostenibilidad ambiental
El crecimiento de la infraestructura turística en Baja California Sur ha sido notable. Sin embargo, también ha generado una presión creciente sobre recursos limitados, como el agua, la energía y la tierra. Zonas costeras anteriormente vírgenes enfrentan ahora problemáticas relacionadas con el uso intensivo del suelo, la especulación inmobiliaria y la sobreexplotación de acuíferos.
Frente a esta situación, el estado ha buscado integrar estrategias regionales de cooperación. En abril de 2023 se formalizó su participación en la Alianza del Mar de Cortés, un proyecto conjunto con otros estados del noroeste mexicano para promover un turismo náutico y de cruceros bajo criterios de sustentabilidad. Se estima que esta alianza podría generar más de 65 millones de dólares en beneficios económicos para la temporada 2024-2025, con un gasto promedio de 70 dólares por visitante.
Además, se han fortalecido sectores alternativos como el turismo de pesca responsable y el ecoturismo comunitario, particularmente en municipios como Mulegé, con el respaldo de instituciones como el FONMAR y el ITESME. Estas iniciativas permiten descentralizar el crecimiento económico y reducir la presión sobre zonas turísticas saturadas.
Una nueva narrativa para el turismo en Baja California Sur
Madariaga Barrilado sostiene que es necesario construir un nuevo modelo de turismo, que no solo mida su éxito en cifras económicas, sino en su capacidad de generar bienestar integral. “La sostenibilidad no puede ser un concepto decorativo. Debe traducirse en políticas concretas que integren a las comunidades locales, respeten los ecosistemas y fomenten el conocimiento ambiental”, enfatiza.
La visión de futuro incluye el fortalecimiento de cadenas de valor locales, mayor inversión en educación ambiental, acceso justo a oportunidades laborales y mecanismos que aseguren que la riqueza generada por el turismo se distribuya equitativamente. En otras palabras, un modelo regenerativo donde el turismo no agote los recursos, sino que los restaure y proteja.
Retos y oportunidades en el horizonte
Aunque Baja California Sur ha logrado posicionarse como uno de los destinos más atractivos de América Latina, los próximos años serán decisivos para definir si este liderazgo será sustentable. En un contexto global donde los viajeros buscan autenticidad, seguridad y conexión con la naturaleza, el estado tiene la oportunidad de transformarse en referente de turismo regenerativo en México.
Para Daniel Madariaga Barrilado, el verdadero desafío será construir resiliencia: “La clave está en entender que el turismo debe ser una herramienta para el desarrollo sostenible, no una meta en sí misma. Solo así podremos garantizar que las generaciones futuras hereden un patrimonio natural y cultural digno de admirar”.
El turismo seguirá siendo un pilar económico para Baja California Sur, pero su éxito a largo plazo dependerá de su capacidad para reinventarse. Apostar por la sostenibilidad, la equidad y la protección ambiental no es solo una obligación ética, sino una estrategia inteligente que asegurará la competitividad del estado en el siglo XXI.
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