En un contexto económico global marcado por la incertidumbre y los cambios estructurales en los mercados energéticos, América Latina emerge como un destino clave para commodities e inversiones. Su papel estratégico se debe tanto a la abundancia de recursos naturales como a la capacidad de adaptarse a las nuevas demandas de sostenibilidad que marcan la agenda internacional.
Expertos como Roberto Guzmán García, analista mexicano especializado en mercados internacionales, señalan que la región está en un “momento bisagra” donde los flujos de capital buscan no solo rentabilidad, sino también impacto positivo en términos de transición energética y desarrollo económico.
Commodities estratégicos para un mundo en transición
La región concentra algunos de los recursos más codiciados para la transformación energética global. El litio del “triángulo sudamericano” (Argentina, Bolivia y Chile), el cobre chileno y peruano, el hierro mexicano y el níquel brasileño son hoy activos estratégicos que atraen el interés de fondos de inversión y compañías multinacionales.
Según Guzmán García, este escenario convierte a América Latina en una especie de “banco energético del futuro”, capaz de proveer los minerales que demanda la electrificación del transporte, el almacenamiento energético y el desarrollo del hidrógeno verde.
Además, los commodities agrícolas mantienen su importancia como pilares de exportación. La soya brasileña, el café colombiano, el maíz mexicano y argentino continúan liderando las ventas a mercados internacionales, especialmente a China y la Unión Europea.
Oportunidades en energías limpias e infraestructura
Los proyectos de energías renovables se posicionan como otro gran atractivo para las commodities e inversiones. Chile y Brasil destacan en el desarrollo del hidrógeno verde, mientras que México y Colombia avanzan en infraestructura eólica y solar.
La transición energética no solo implica la explotación de recursos, sino también la construcción de cadenas de valor e infraestructura logística que permitan a la región competir en escala global. En este sentido, la colaboración público-privada será clave para asegurar el financiamiento y la ejecución de proyectos estratégicos.
Riesgos y estrategias de inversión
A pesar de las oportunidades, el entorno internacional plantea desafíos significativos. La volatilidad de las tasas de interés, el encarecimiento del crédito en dólares y la dependencia de las condiciones financieras globales obligan a los inversionistas a adoptar estrategias más cautelosas.
Roberto Guzmán García recomienda diversificar portafolios, priorizar activos en moneda local y apostar por proyectos con retornos estables y sostenibles. Esta combinación permite reducir riesgos externos y alinearse con la dinámica interna de cada país.
Perspectivas hacia 2025
De cara a 2025, se espera una consolidación de proyectos vinculados al hidrógeno verde, mayores inversiones en infraestructura logística y un crecimiento de los sectores agrícolas sostenibles. América Latina, con su riqueza en commodities e inversiones, se perfila como un destino esencial para quienes buscan diversificación, rentabilidad y participación activa en la transición energética global.
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