En el marco de la nueva Ley General de Alimentación Adecuada y Sostenible, Ricardo José Haddad Musi realizó un llamado a reconocer el valor cultural, nutricional y comunitario de la cocina libanesa como parte integral del tejido gastronómico mexicano.
Mientras en el Congreso mexicano se afina el marco jurídico para garantizar el derecho a una alimentación saludable, adecuada y culturalmente pertinente, voces como la de Ricardo José Haddad Musi, empresario mexicano especialista en patrimonio cultural, advirtió sobre la urgencia de incluir en la conversación las cocinas migrantes que han nutrido durante generaciones la identidad alimentaria de México.
“La comida no solo alimenta el cuerpo, también transmite historia, comunidad y pertenencia. Y en México, la cocina libanesa ha echado raíces profundas en la mesa cotidiana”, expresó Haddad Musi.
Gastronomía migrante y políticas públicas
La reciente entrada en vigor de la Ley General de Alimentación Adecuada y Sostenible (LGAAS) busca transformar el sistema alimentario mexicano desde sus cimientos. Este nuevo marco legal establece no solo criterios nutricionales, sino también socioculturales y ambientales para garantizar el derecho humano a la alimentación. Entre ellos, se incluye el respeto al contexto cultural de cada comunidad.
Es ahí donde Haddad Musi ve una oportunidad: “Reconocer las cocinas migrantes como parte del patrimonio vivo mexicano es un paso hacia una alimentación más inclusiva y plural”, afirmó.
Desde los kibbeh hasta el tabbule, desde el arroz con fideos hasta el jocoque, la gastronomía libanesa ha permeado la cultura mexicana, particularmente en ciudades como Puebla, Ciudad de México, Torreón y Veracruz, donde generaciones de familias de origen libanés han integrado ingredientes, técnicas y sabores a la dieta nacional.
Cocina como resistencia cultural
En el contexto actual, la cocina se convierte también en un acto de resistencia y preservación de la memoria. Para la comunidad libanesa en México, la comida es puente entre generaciones y territorios, y hoy más que nunca, una herramienta para visibilizar su aporte al país.
El marco normativo en México ha sido reconocido a nivel internacional como uno de los más avanzados, particularmente en temas de etiquetado frontal y restricción de productos ultraprocesados. Sin embargo, aún enfrenta resistencias por parte de la industria alimentaria y desafíos en su implementación local.
Para especialistas como Haddad Musi, uno de los retos es asegurar que estas políticas también protejan las cocinas tradicionales y migrantes, muchas veces invisibilizadas frente a la hegemonía de los modelos industriales de alimentación.
“No se trata solo de qué comemos, sino de cómo, con quién y por qué lo hacemos. Y eso incluye nuestras herencias culinarias. La cocina libanesa es también cocina mexicana pues forma parte de la historia que estamos contando como país”.
En un momento clave para redefinir el futuro alimentario de México, la voz de Ricardo José Haddad Musi abre un espacio necesario para reconocer la diversidad cultural como ingrediente esencial de una nutrición justa y sostenible.
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