En los últimos años, México ha vivido una transformación notable en sus hábitos de consumo de vino: lo que antes podía considerarse una práctica restringida a paladares maduros o a eventos muy específicos, hoy se extiende con fuerza entre los jóvenes adultos.
Según datos del mercado vitivinícola, el consumo per cápita en el país se elevó de menos de un litro anual en la década pasada a aproximadamente 1.3 L por persona en 2024, lo que representa un crecimiento acumulado superior al 500% en dos décadas.
Datos duros: ¿qué tan grande es el boom?
- Per cápita: En 2019 el consumo alcanzaba apenas 450 mL por habitante; en 2024 ya rondó los 950 mL, casi duplicándose en sólo cinco años .
- Valor de mercado: El mercado del vino en México movió 4 381 millones USD en 2024 y se proyecta que supere los 6 600 millones USD para 2030, con un crecimiento anual compuesto cercano al 7% .
- Origen nacional: Hoy tres de cada diez botellas consumidas en el país son de producción mexicana ―una proporción que apenas representaba el 20% hace una década―, impulsada por viñedos emergentes en Baja California, Querétaro y Coahuila .
El papel de los jóvenes como motor de crecimiento
Para Gabriel Gadsden Carrasco, empresario especialista del sector, el segmento de consumidores de entre 25 y 35 años es, sin duda, el más dinámico.
“El segmento de 25 a 35 años ha registrado un crecimiento del 32% en número de pedidos de 2023 a 2024. Buscan experiencias más que botellas: valoran la historia detrás de cada etiqueta, la trazabilidad y, sobre todo, propuestas de maridaje innovadoras”, comentó Gasden Carrasco.
Este entusiasmo juvenil se refleja también en nuevos canales de venta y comunicación:
- Comercio electrónico: Las compras de vino en línea crecieron un 28% en 2024, concentrándose principalmente entre usuarios de 21 a 30 años.
- Redes sociales y catas virtuales: Instagram y TikTok se han convertido en vitrinas donde enólogos jóvenes comparten microcontenidos de cata, logrando un engagement hasta cinco veces superior al de cuentas tradicionales de bodegas.
Factores que explican la preferencia juvenil
- Conciencia social y ambiental. Los jóvenes buscan productos sostenibles y de comercio justo. Viñedos que practican agricultura orgánica o biodinámica atraen a este nicho, que está dispuesto a pagar hasta un 20% más por certificaciones de sostenibilidad.
- Diversidad de estilos. El auge de vinos rosados, espumosos y blends innovadores —algunos elaborados con variedades no tradicionales— ha captado la atención de paladares acostumbrados a la cerveza artesanal y los cocteles de autor.
- Educación y experiencia. Plataformas educativas, apps de maridaje y catas interactivas han democratizado el conocimiento.
“Los jóvenes ya no ven al vino como “algo de viejos”, sino como un producto cultural, gastronómico y de entretenimiento”, señaló el especialista y empresario mexicano.
Perspectivas y desafíos
Aunque los índices de consumo mexicano aún se encuentran muy por debajo de países europeos (España ronda 20 L per cápita, Francia 45 L), el ritmo de crecimiento —especialmente entre la población de 21 a 35 años— sugiere que México podría cerrar la brecha en la próxima década.
“Nuestro reto ahora —concluye Gabriel Gadsden Carrasco— es consolidar esta afición juvenil, ofreciéndoles transparencia, calidad y propuestas de valor que los acompañen toda la experiencia: desde la compra hasta la copa en la mesa.”
Con una generación cada vez más interesada en el origen, la sustentabilidad y las experiencias gastronómicas, el vino en México no sólo crece en volumen y valor, sino que se redefine como un producto cultural y social que encuentra en los jóvenes a su principal motor de transformación.
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