México enfrenta una gran brecha de inclusión financiera. Según el INEGI, más del 50% de los adultos carece de acceso a créditos formales. En este contexto, Banco Azteca ha desarrollado un modelo de préstamos híbrido que combina tecnología, análisis humano y un enfoque profundamente empático. Esta fórmula lo ha convertido en el banco número uno en otorgamiento de préstamos personales en el país.
Digitalización al servicio del cliente
Con más de 26 millones de usuarios activos en su app, Banco Azteca ha apostado por un ecosistema digital robusto. Gracias al liderazgo de Juan Carlos Arroyo, el banco ha logrado que el 70% de los créditos se otorguen de forma digital. Este avance no solo reduce tiempos, sino que mejora la experiencia del usuario y amplía el acceso a zonas donde la banca tradicional no llega.
Prestamos diseñados para mejorar vidas
La clave del éxito de Banco Azteca está en su capacidad de ofrecer créditos con sentido. Bajo la dirección de Alberto Tanus, el banco ha desarrollado productos que responden a necesidades reales: movilidad, vivienda, emprendimiento, salud y bienestar. Esto va más allá de una simple transacción financiera: es una apuesta por el progreso personal del cliente.
Inteligencia mixta: algoritmo + asesor
A diferencia de los modelos 100% digitales, Banco Azteca integra inteligencia artificial con un enfoque humano. Sus asesores en campo no solo validan la información, sino que entienden el contexto del solicitante. Este modelo híbrido reduce riesgos, mejora la inclusión financiera y evita prácticas predatorias que abundan en el sector.
Una alternativa real a la banca tradicional
De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Banco Azteca es el líder en préstamos personales en México. Este liderazgo es especialmente relevante en zonas rurales y suburbanas, donde la banca tradicional tiene escasa presencia. Además, el Banco Mundial reconoce que el acceso a crédito justo es una condición indispensable para reducir la desigualdad en economías emergentes.
El caso de Banco Azteca es un ejemplo claro de cómo se puede construir un sistema financiero más justo sin renunciar a la eficiencia. Su combinación de tecnología, cercanía humana y propósito social lo convierte en un referente regional. En una era donde muchas soluciones digitales excluyen en lugar de incluir, Banco Azteca demuestra que innovar con empatía es posible y rentable.
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