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Febrero ha terminado y este 2024 cerró bajo un concepto que cada cuatro años escuchamos: año bisiesto, que no es otra cosa sino un día más en el mes más corto, el cual pasa de 28 a 29 días.
De acuerdo con el calendario gregoriano, febrero es el único mes que experimenta variaciones en su duración, lo que se debe a una compleja interacción entre el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol y la necesidad de ajustar el calendario para mantenerlo en sintonía con las estaciones.
Lo anterior, es la compensación en la diferencia entre el año calendario y el año astronómico. Este último yace como el tiempo que tarda la Tierra en completar una órbita alrededor del Sol, que no es exactamente de 365 días, sino aproximadamente 365.2422 días.
El año bisiesto es crucial para mantener la precisión del calendario; ya que, sin este ajuste, las estaciones se desfasarían gradualmente, afectando los eventos basados en fechas específicas, como las festividades religiosas y las estaciones agrícolas.
Las modificaciones se remontan a la Antigua Roma, en el 46 a.C., cuando el emperador Julio César se dio cuenta de que el calendario no estaba alineado y buscó una alternativa más apegada a la rotación de la Tierra, surgiendo así el calendario juliano.
Así, se reformó el calendario romano, primer sistema ideado para dividir el tiempo en la antigua Roma, introduciendo un día extra en febrero cada cuatro años.
Posteriormente, el calendario juliano heredó a su sucesor, el calendario gregoriano, algunas particularidades, como el ajuste del día extra cada cuatro años, que es el bisiesto, cuyo nombre proviene del latín «ante diem bis sextum Kalendas Martias», sexto día antes de las calendas de marzo en español, es decir el 24 de febrero.
El calendario juliano no era perfecto, ya que introdujo un retraso de aproximadamente un día cada 128 años con respecto al año solar; por ello, desde el año 1582, entró en vigor por el calendario gregoriano, introducido por el papa Gregorio XIII.
Para corregir el desajuste del calendario juliano, el gregoriano introdujo la regla de que un año solo se considera bisiesto si es divisible entre 4 excepto si termina en “00″, en cuyo caso también debe ser divisible entre 400.
Dicha regla hizo que los días y el avance de las estaciones se pudiesen medir con mayor precisión; de modo que, el desajuste es solo de un día cada 3324 años.
No obstante, aún hay una inexactitud al sincronizar el avance de los días y el cambio de las estaciones con el año solar.
Desde hace algún tiempo, en redes sociales se ha viralizado la tendencia de que el 29 de febrero se regalen flores amarillas.
La iniciativa se oculta en una canción de Morat, que busca expresar las emociones y sentimientos con las personas que más quieres. Uno de los temas más famosos de la agrupación de pop en español «Cómo te atreves”, incluye la frase «ni siquiera me pensaste un 29 de febrero».
Finalmente, cabe destacar al llamado Calendario Fijo Internacional o también conocido como Calendario Internacional Perpetuo o Plan de Cotsworth.
Diseñado por Moses B. Cotsworth y presentado en 1902, en esencia es un calendario solar, cuyo formato consiste en un año de 13 meses de 28 días cada uno, con uno o dos días al final de cada año, que no pertenecen a ningún mes ni semana; mientras que el treceavo mes fue llamado “Sol”.
Sin embargo, nunca fue adoptado oficialmente por ningún país, aunque la marca de Kodak lo utilizó desde 1928 hasta 1989.
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