CIUDAD DE MÉXICO, 07NOVIEMBRE2024.- Luego del cierre total por parte de Protección Civil con sellos precautorios en la Plaza de Toros y el Estadio Ciudad de los Deportes y después de una reunión con autoridades, en la que también se involucraron vecinos de la zona, se informó que ambos recintos volverán a abrir sus puerta al público bajo los protocolos y medidas que de acordaron. En imagen toma aerea de la Plaza de Toros. FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM
La tauromaquia ha sido durante siglos una tradición arraigada en muchos países, especialmente en España y América Latina. Sin embargo, el panorama actual muestra un declive progresivo de las plazas de toros, ya sea por prohibiciones legales, cambios en la sensibilidad social o por la reconversión de estos espacios en centros culturales y comerciales.
En marzo de 2025, el Congreso de Ciudad de México aprobó una reforma que impone severas restricciones a los espectáculos taurinos en la capital. La normativa permite la realización de corridas de toros solo si no implican violencia, prohibiendo el uso de objetos punzantes y cualquier tipo de daño o sacrificio del animal. Además, se establece un tiempo límite de 10 minutos para la permanencia de cada toro en el ruedo.
La medida ha sido objeto de un intenso debate entre defensores y opositores de la tauromaquia, generando incluso litigios judiciales. En México, la regulación de las corridas de toros varía según el estado: mientras en lugares como Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato están protegidas como bien cultural, en otros han sido prohibidas. Pese a las restricciones en la Ciudad de México, la Plaza Monumental, con capacidad para 42.000 personas, sigue albergando eventos taurinos y conciertos.
Ecuador ha sido uno de los países que ha dado pasos firmes hacia la erradicación de la tauromaquia. En 2011, se realizó una consulta popular en la que se votó por prohibir los espectáculos que culminaran con la muerte del animal. Como resultado, ciudades como Quito han prohibido las corridas de toros, aunque en otras regiones la práctica persiste, aunque con una notable reducción de eventos.
Colombia, por su parte, ha dado un paso definitivo. En mayo de 2024, el Congreso aprobó la prohibición de las corridas de toros y cualquier otro tipo de entretenimiento cruel con animales. La medida, que entrará en vigor en 2027, prevé la transformación de las plazas de toros en espacios destinados a eventos culturales y deportivos. La Plaza Cultural La Santamaría, en Bogotá, es un ejemplo de este proceso de reconversión, albergando actividades artísticas y deportivas.
En España, la tauromaquia sigue considerada patrimonio cultural a nivel nacional, lo que le otorga protección legal. Sin embargo, la realidad varía según la región. En Madrid, la emblemática plaza de Las Ventas será renovada con una inversión de 40 millones de euros, asegurando su conservación para futuras generaciones. A pesar de los trabajos de rehabilitación, las corridas de toros y conciertos seguirán realizándose hasta su centenario en 2031.
En contraste, Barcelona ha dado un giro radical. En 2010, Cataluña prohibió las corridas de toros, y aunque el Tribunal Constitucional anuló la medida en 2016, la afición desapareció. La antigua plaza de toros fue transformada en un centro comercial y de entretenimiento llamado Las Arenas, inaugurado en 2011. Este espacio, con más de 100.000 metros cuadrados, alberga tiendas, restaurantes y un mirador panorámico.
En Perú, la Plaza de Toros de Acho, en Lima, sigue siendo un referente de la tauromaquia en América. Inaugurada en 1766, es la más antigua del continente y ha sido reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad. A pesar de los movimientos ciudadanos en contra, la práctica taurina sigue siendo parte de la cultura peruana, conviviendo con eventos musicales y artísticos en el recinto.
Venezuela también enfrenta una disminución del interés por la tauromaquia. La Maestranza César Girón, en Maracay, está siendo restaurada para recibir tanto corridas de toros como eventos culturales. Sin embargo, en ciudades como Caracas, la tauromaquia ha desaparecido por completo.
Uruguay fue uno de los primeros países en América Latina en erradicar las corridas de toros. En 1912, se prohibió definitivamente esta práctica, y desde entonces, la Plaza de Toros Real de San Carlos, en Colonia del Sacramento, ha tenido diversos usos. Tras un largo período de abandono, el edificio fue restaurado y convertido en un centro de eventos, exposiciones y gastronomía.
A nivel global, la tauromaquia enfrenta un declive impulsado por cambios culturales, prohibiciones legales y la disminución de la afición. Mientras algunos recintos siguen operando con restricciones, otros han encontrado una segunda vida como centros de entretenimiento y cultura. La tendencia sugiere que, con el tiempo, más plazas de toros seguirán este camino de transformación, alejándose de la tradición taurina y adaptándose a las demandas de una sociedad que evoluciona.
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