El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, otorgó a México una nueva prórroga de 90 días para evitar la entrada en vigor de aranceles adicionales. La decisión fue anunciada horas antes del 1 de agosto, fecha límite para la imposición de nuevos gravámenes a los países sin un acuerdo bilateral con Washington.
La extensión se dio tras una llamada de 40 minutos entre Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Ambos líderes calificaron la conversación como “fructífera” y coincidieron en mantener el diálogo para alcanzar un acuerdo comercial de largo plazo.
Trump publicó el anuncio en su red Truth Social. Señaló que, durante los próximos tres meses, seguirán vigentes los aranceles del 25% al fentanilo y automóviles, y del 50% al acero, aluminio y cobre fuera del T-MEC. También afirmó que México se comprometió a eliminar sus “barreras no arancelarias” de manera inmediata.
La Casa Blanca respaldó el anuncio. Su vocera, Karoline Leavitt, reconoció los esfuerzos del gobierno mexicano en temas de seguridad, pero reiteró que los aranceles activos no se suspenderán durante las negociaciones. Añadió que la administración de Trump continuará buscando acuerdos con otros países bajo el mismo modelo.
Por su parte, Sheinbaum declaró en conferencia desde Palacio Nacional que “México evitó un aumento de aranceles anunciado para el 1 de agosto y logró 90 días para construir un acuerdo comercial duradero”.
La presidenta celebró el acuerdo como “el mejor posible”, subrayando que la estrategia de no confrontación y de defensa firme de los principios mexicanos ha funcionado. “Tenemos una situación muy buena frente a este nuevo orden internacional”, aseguró.
Desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, ha intensificado su política arancelaria. En abril, anunció aranceles de hasta 50% a decenas de países. Luego los ajustó al 10% universal con excepción de países como México, a quienes impuso tarifas específicas con plazos de negociación.
México ha sido uno de los países más presionados, especialmente por el tráfico de fentanilo. Sin embargo, el 80% de las exportaciones mexicanas están protegidas por el T-MEC. Esto ha amortiguado los efectos del nuevo proteccionismo estadounidense.
La economía mexicana ha mostrado resiliencia. Durante el segundo trimestre del año, el PIB creció un 0.7%, impulsado por la industria y los servicios. Además, entre enero y mayo, México mantuvo su posición como principal socio comercial de Estados Unidos, con exportaciones por más de 219 mil millones de dólares, un 6% más que en el mismo periodo del año anterior.
Aun así, los sectores no cubiertos por el tratado siguen vulnerables. Se estima que un arancel generalizado del 30% podría haber afectado a más de 40 sectores productivos. Esta amenaza provocó nerviosismo en los mercados, aunque la extensión del acuerdo calmó parcialmente la tensión.
El peso mexicano se apreció un 0.52% tras conocerse la noticia, ubicándose en 18.77 unidades por dólar. La Bolsa Mexicana de Valores también reaccionó positivamente, avanzando 0.13% durante la jornada.
El acuerdo temporal plantea varios retos. Trump insiste en que cualquier pacto final debe incluir compromisos firmes contra el tráfico de drogas, la inmigración ilegal y el déficit comercial. Según su equipo, México debe abrir completamente sus mercados y mantener la cooperación en seguridad fronteriza.
Marcelo Ebrard, secretario de Economía, explicó que las llamadas “barreras no arancelarias” incluyen regulaciones técnicas y temas como la duración de las patentes. Aseguró que México no hizo más concesiones adicionales en esta prórroga.
Sin embargo, persisten dudas sobre lo que ocurrirá después del plazo. La decisión final recae enteramente en Trump, quien ha demostrado que puede modificar sus decisiones de forma unilateral. Aunque ha logrado acuerdos iniciales con otras economías como la Unión Europea, Corea del Sur, Indonesia y Japón, muchos de estos aún carecen de detalles precisos.
El representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, junto con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, lideran las negociaciones con México. También participa el vicepresidente J. D. Vance y figuras clave como Stephen Miller, principal asesor en temas migratorios.
Del lado mexicano, Sheinbaum ha delegado el proceso en Juan Ramón de la Fuente, titular de Relaciones Exteriores; Marcelo Ebrard, Economía; y Roberto Velasco, subsecretario para América del Norte.
El T-MEC, firmado en 2020, será revisado oficialmente en 2026. Sin embargo, las presiones actuales podrían acelerar cambios, sobre todo si Trump insiste en usarlo como herramienta política y económica.
México logró evitar un aumento inmediato de aranceles gracias a un diálogo directo entre Sheinbaum y Trump. Aunque la prórroga de 90 días brinda un respiro, el escenario continúa siendo incierto. La estrategia mexicana de mantener la calma ha funcionado hasta ahora, pero el margen de maniobra es estrecho. Con la revisión del T-MEC en el horizonte y la política comercial de Trump en plena marcha, las próximas semanas serán clave para definir el rumbo económico bilateral.
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