Silvia Pinal, la última diva de la Época de Oro del cine mexicano, vivió una vida llena de momentos memorables. Desde su aclamada colaboración con el maestro del surrealismo Luis Buñuel, hasta un controvertido enfrentamiento legal con Alejandro Gertz Manero, su trayectoria fue tan vibrante como compleja. Más allá de los reflectores, Pinal dejó un legado inigualable que sigue siendo motivo de admiración y análisis.
Silvia Pinal dejó una huella imborrable en el cine internacional al trabajar con el director español Luis Buñuel. Sus colaboraciones incluyen películas icónicas como Viridiana (1961), El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1965). Estas cintas no solo marcaron un hito en el cine surrealista, sino que también elevaron la carrera de Pinal al reconocimiento mundial.
Su interpretación en Viridiana (1961) se convirtió en un parteaguas tanto para ella como para el cine mexicano. Esta cinta, ganadora de la Palma de Oro en Cannes, marcó un antes y un después, consolidando a Pinal como una actriz de talla internacional.
En este filme, que ganó la Palma de Oro en Cannes, Pinal interpretó a una joven novicia que enfrenta dilemas morales y sociales. Estas colaboraciones no solo evidenciaron su talento, sino que cimentaron su posición como una de las actrices más destacadas de su generación.
A Viridiana le siguieron otras dos obras maestras: El ángel exterminador (1962), una sátira sobre la sociedad burguesa, y Simón del desierto (1965), una parábola espiritual. Estas películas no solo destacaron el talento de Pinal, sino que también la posicionaron como musa de Buñuel y un ícono del cine surrealista.
A finales de la vida de Silvia Pinal, su nombre se vio involucrado en una controversia judicial. En 2015, Alejandro Gertz Manero presentó una denuncia contra la actriz y su hija Sylvia Pasquel por un supuesto fraude relacionado con la venta de una propiedad.
El caso giraba en torno a una discrepancia sobre un acuerdo inmobiliario, donde Gertz Manero acusó a las actrices de irregularidades en la transacción. Aunque el caso no tuvo un desenlace mediático definitivo, el episodio añadió un matiz inesperado en la vida pública de Pinal, quien siempre fue conocida por su trayectoria artística más que por conflictos legales.
A pesar de estas controversias, Silvia Pinal será recordada como una figura clave del cine mexicano y como la última gran diva de la Época de Oro. Su capacidad para transitar entre cine, teatro y televisión consolidó un legado que sigue vivo en cada homenaje y en la memoria colectiva. Su carrera abarcó décadas, dejando un legado cultural que seguirá inspirando a nuevas generaciones.
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