Los colores, los cantos, las luces de bengala y las piñatas llenan de alegría los días previos a la Navidad en México gracias a las posadas navideñas. Esta tradición, que comienza el 16 de diciembre, es una de las más arraigadas en la cultura mexicana, con un trasfondo que data del siglo XVI.
Origen de las Posadas: Entre Religión y Sincretismo
Las posadas tienen su origen en las misas de aguinaldo, establecidas en 1587 por fray Diego de Soria, prior del convento de San Agustín en Acolman, Estado de México. Estas misas fueron autorizadas por el papa Sixto V como una herramienta de evangelización en la Nueva España, aprovechando las fechas cercanas a las festividades en honor a Huitzilopochtli, dios mexica de la guerra.
Las celebraciones prehispánicas coincidían en tiempo con el Panquetzaliztli, un mes dedicado al dios de la guerra, que iba del 7 al 26 de diciembre en el calendario actual. Esta coincidencia facilitó la fusión de elementos indígenas y españoles, creando un sincretismo religioso que dio lugar a las posadas.
Las primeras misas se celebraban en los atrios de las iglesias, pero con el tiempo se trasladaron a las calles, donde la gente realizaba procesiones con velas, cantos y rezos. En los barrios y vecindades, la tradición adquirió su carácter popular, incluyendo elementos festivos como piñatas y banquetes.
Significado y Estructura de las Posadas
Las posadas se celebran durante los nueve días previos a la Navidad, simbolizando los nueve meses de gestación de Jesús. Su estructura actual incluye una procesión donde los asistentes, divididos en «peregrinos» y «posaderos,» entonan la tradicional letanía para pedir posada. Una vez concluido el acto religioso, inician los festejos con piñatas, ponche caliente, aguinaldos de dulces o frutas, y música.
Posadas y la Identidad Cultural Mexicana
Desde su origen, las posadas han evolucionado hasta convertirse en una festividad que trasciende el ámbito religioso. Hoy son un reflejo de la identidad cultural mexicana, enriquecidas con platillos tradicionales como buñuelos, tamales y atole, y adaptadas a las particularidades de cada región.
Un Legado que Perdura
A pesar de su evolución, las posadas mantienen su esencia como un espacio de encuentro familiar y comunitario. En cada canto, piñata y luz de bengala, las posadas nos conectan con siglos de historia y tradición, reafirmando su lugar como una de las celebraciones más queridas de México.
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