Rompiendo barreras: Justin Fashanu y la lucha contra la homofobia en el fútbol

Rompiendo barreras: Justin Fashanu y la lucha contra la homofobia en el fútbol
Rompiendo barreras: Justin Fashanu y la lucha contra la homofobia en el fútbol

El 19 de febrero marca el Día Internacional Contra la Homofobia en el Fútbol, una fecha que busca visibilizar la discriminación por orientación sexual en el deporte y fomentar la inclusión. Esta efeméride rinde homenaje a Justin Fashanu, el primer futbolista de élite en declararse homosexual, quien sufrió rechazo, humillaciones y una profunda depresión que lo llevó al suicidio en 1998.

Justin Fashanu: una historia de valentía y tragedia

Justin Fashanu nació el 19 de febrero de 1961 y en la década de los 80 se convirtió en una promesa del fútbol inglés. Su carrera se vio marcada por el racismo y la homofobia. En 1990, temiendo que la prensa revelara su orientación sexual, decidió hacerlo público en una entrevista con The Sun. La reacción fue devastadora: su equipo lo expulsó, fue objeto de burlas de sus propios compañeros y su carrera se vino abajo.

Años después, en 1998, una falsa acusación de violación lo llevó a una profunda depresión. Convencido de que su orientación sexual impediría un juicio justo, se quitó la vida a los 37 años. Su legado, sin embargo, perdura a través de la Campaña Justin y la Fundación Justin Fashanu, que luchan contra la homofobia, el racismo y los problemas de salud mental en el deporte.

Masculinidad y discriminación en el fútbol

El fútbol ha sido históricamente un espacio donde la masculinidad hegemónica domina. La «cultura del aguante» exige que los hombres sean heterosexuales, fuertes y autosuficientes, excluyendo a quienes no encajan en esos patrones. Esta imposición de la heterosexualidad se traduce en insultos homofóbicos, cánticos discriminatorios y en un entorno hostil para los jugadores LGBT+.

Un estudio de Grow – Género y Trabajo, junto con Dove Men+Care, reveló que el 61,1% de los jóvenes asocian la heterosexualidad con la masculinidad, mientras que solo un 6,2% la relaciona con la homosexualidad. Esta percepción errónea contribuye a que muchos jugadores prefieran ocultar su identidad antes que enfrentar el rechazo de la afición y los patrocinadores.

Deportistas LGBT+: avances y obstáculos

Si bien cada vez más atletas se atreven a salir del armario, el proceso sigue siendo lento y desigual. En 2012, el exboxeador puertorriqueño Orlando Cruz se convirtió en el primer boxeador profesional en activo en declararse homosexual. En 2023, Jakub Jankto fue el primer futbolista internacional en activo en hacerlo. Sin embargo, en muchos países de Latinoamérica la homofobia sigue siendo una barrera infranqueable.

El fútbol femenino ha avanzado con mayor rapidez. Jugadoras como Diana Taurasi, Breanna Stewart y Brittney Griner son abiertamente lesbianas, y la venezolana Yulimar Rojas es una de las atletas más destacadas en la comunidad LGBT+. Además, Quinn, centrocampista de la selección de Canadá, se convirtió en la primera jugadora trans no binaria en participar en un Mundial y en ganar un oro olímpico.

Sin embargo, la transfobia sigue siendo un obstáculo insuperable para muchos deportistas. En 2022, la futbolista trans Valentina Berr anunció su retiro con un contundente mensaje: «No cuelgo las botas. Me las cuelgan. Hasta aquí aguanto».

El grito homofóbico en México: un problema persistente

México es un país con una comunidad LGBT+ visible y en crecimiento. Según la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) de 2021, el 5.1% de la población de 15 años o más se identifica como LGBTI+. Sin embargo, el fútbol sigue siendo un terreno hostil.

El grito homofóbico que los aficionados mexicanos lanzan al portero rival es un ejemplo claro de discriminación normalizada. Aunque la FIFA ha impuesto múltiples multas y sanciones a la Federación Mexicana de Fútbol, el insulto persiste. Tan solo el año pasado tuvieron que pausar varios partidos debido al grito homofóbico por parte de la afición mexicana.

Primero en marzo, durante la final de la Liga de Naciones de Concacaf; el partido entre México y Estados Unidos tuvo que ser suspendido dos veces debido a los cánticos de los fanáticos. Posteriormente, en junio 2024, se aplicó el protocolo en dos partidos, uno contra Uruguay y otro contra Brasil. Los árbitros detuvieron el juego cuando se escuchó el grito durante en los estadios, y llamaron a los jugadores a reunirse al centro de la cancha.

Y aunque el ex presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, Yon de Luisa, reconoció el problema en 2021: «No es la intención con la que gritas, sino cómo lo reciben los demás. Si alguien siente que es un acto discriminatorio, debemos evitarlo», el grito sigue presente.

La Federación Mexicana de Futbol (FMF) ha intentado erradicarlo de los estadios sin éxito, pues sigue haciéndose presente constantemente cada vez que el cuadro azteca tiene malas actuaciones.

Conclusión: un largo camino por recorrer

El Día Internacional Contra la Homofobia en el Fútbol nos recuerda que aún hay mucho por hacer para lograr la inclusión total en este deporte. La historia de Justin Fashanu y de tantos otros deportistas LGBT+ es una evidencia de los obstáculos que persisten. Es responsabilidad de clubes, afición y organismos deportivos erradicar la homofobia y construir un fútbol donde todos sean bienvenidos, sin importar su orientación sexual o identidad de género.

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