Olimpiadas y refrescos

Olimpiadas y refrescos
Armando Ríos Piter

@RiosPiterJaguar

Ciudad de México, 8 Ago.- Como cada cuatro años, se celebran las Olimpiadas, como la mayor fiesta de competencia deportiva y convivencia humana en el mundo. Como cada cuatro años también llama la atención que en el sitio oficial www.rio2016.com, en la página principal, aparecen las marcas de refrescos como los principales Patrocinadores Olímpicos Mundiales.

En esta edición, la delegación mexicana estará participando con 126 atletas. Ojalá que fueran muchos más, pero desafortunadamente nuestra cultura deportiva todavía es muy incipiente. Según el Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico 2015, del Inegi, básicamente 6 de cada 10 mexicanos mayores de edad en áreas urbanas, están catalogados como “inactivos físicamente”.

La falta de actividad físico-deportiva tiene impactos en la salud, más cuando se añaden malos hábitos alimenticios. México tiene medalla de oro mundial en obesidad de sus niños y niñas, así como en diabetes infantil.

Tomar refrescos al día aumenta 27% la probabilidad de obesidad en los adultos y 55% en los niños. En nuestro país, cada 2 horas fallecen cinco personas por problemas relacionados con obesidad y diabetes.

Según estimaciones de la Secretaría de Salud, el costo de la obesidad, si tomamos en cuenta los costos directos por atención médica, e indirectos por pérdida de productividad, se calcula que fluctúe entre 151 mil millones y 202 mil millones de pesos para el año 2017. De continuar las tendencias actuales, el crecimiento exponencial de estas cifras representará un riesgo de colapso para las finanzas públicas.

Por último, hay estudios que señalan que de seguir esta tendencia, en los siguientes 20 años México podría tener a uno de cada tres de sus habitantes con problemas de salud relacionados con la obesidad. Frente a un panorama como éste, es fundamental tomar acciones de política pública encaminadas a detener y revertir, estas tendencias.

En enero de 2014, se implementó el impuesto a las bebidas azucaradas de un peso por litro, medida que ya ha generado efectos positivos. Según estudios realizados por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en el 2015 el impuesto logró reducir 8% la compra de bebidas con azúcar. Esta medida y sus resultados nos han convertido en un ejemplo para otros países.

Hasta hoy, el impuesto de un peso por litro representa sólo 10% del precio del producto. Sin embargo, las recomendaciones internacionales señalan que, de manera óptima, los impuestos de este tipo deben ser de por lo menos 20% del precio. Según estimaciones del INSP, un mayor incremento en el impuesto ayudaría a disminuir entre 12% y 18% la compra de dichas bebidas.

Por esta razón, el pasado 13 de julio, junto con otros compañeros legisladores, presentamos una iniciativa de reforma a la ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para aumentar de uno a dos pesos el gravamen a todo tipo de bebidas endulzadas. En este esfuerzo, nos acompañan organizaciones de la sociedad civil, integradas en la Alianza por la Salud Alimentaria y la Coalición ContraPESO.

A la par de esta iniciativa, planteamos que la Auditoría Superior de la Federación realice una investigación minuciosa y publique, el destino de los aproximadamente 50 mil millones de pesos estimados por recaudación durante los últimos dos años y medio. El mandato de ley es que se apliquen prioritariamente para incrementar la cobertura de servicios de agua potable en localidades marginadas, especialmente a bebederos en escuelas públicas. De igual forma, deberían canalizarse a programas de prevención, detección, tratamiento, control y combate del sobrepeso, obesidad y enfermedades crónico degenerativas.

Las medidas fiscales deben entenderse como parte de un planteamiento integral de política pública para enfrentar el problema de sobrepeso y obesidad. Además de reducir el consumo de bebidas endulzadas, tenemos que promover estilos de vida saludables, una nueva cultura nutricional y física entre la población.

El nivel de consumo actual de refrescos en el país representa un riesgo y el poder de las empresas que los venden es titánico. La batalla ha sido y seguirá siendo dura. Es necesario competir y ganar la medalla de oro de la salud de todos y todas las mexicanas. Acordemos con altura de miras el modelo de sociedad que nos merecemos, no la que nos imponga el dinero.

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